Reinas
queridas de mi corazón; hoy tenemos derecho a saber porque nos quieren y
para que nos quieren; no, nos dejemos llevar por las apariencias, que
no todo lo que brilla, es oro, no olvidemos que tenemos dignidad y que
valemos mucho más de lo que a veces nos quieren valorar, no dejemos que
nos engañen por fuera cuando por dentro nos están poniendo los cuernos,
nos pisotean, nos mienten y lastiman nuestros sentimientos; Reina, grita bien fuerte; ¡No tengo vocación de alfombra!
Y que te escuche el mundo entero, para que se enteren ellos, que
nosotras no nos dejaremos, no dejes que se adueñen de tu ser, de tu
vida, y de tu destino, tu tienes la palabra y el poder para decidir que
haces hoy, y que harás mañana, no todo es color rosa, pero puedes hacer
que cada día sea feliz, porque tienes el valor de amarte, y decidir a
quien quieres amar, porque hacer las cosas igual que ayer, si puedes
hacerlas mejor cada día, no repitas los errores, vive
a plenitud las los mejores días de tu vida porque cada día vale más de
lo que te imaginas, no regales tus ilusiones ni tus lagrimas, no regales
tus días entristeciendo por cosas que no valen la pena, cuando te
sientas lastimada grita bien fuerte ¡No tengo vocación de alfombra! y
que te escuche el mundo entero, para que lo recuerden siempre, y que te
escuchen ellos, para que se les grave en la frente, y recuérdalo
siempre, Reina mía, ¡No tengo vocación de alfombra!, amate.