domingo, 9 de junio de 2013

La ciega

Reinas a veces tenemos enfrente noticias o cosas que en realidad no queremos ver,  a más de una nos puede haber pasado, que nos hacemos las tontas, ciegas, o las que no nos damos cuenta de la realidad, cuando en nuestro interior sabemos la verdad y callamos, creemos que con nuestro silencio todo estará bien y seguimos callando y creemos que nadie más lo ve, pero a pesar que tratemos de cambiar las cosas, o creer en la ilusión que nosotras creamos como nuestra realidad, la realidad es una sola y no podemos desentendernos de ella, y en algún momento tendremos que aterrizar en la verdad y dejar de cegarnos , y cuando esto pase será mucho más duro para nosotras porque la verdad que estuvo frente a nosotros desde hace mucho y no quisimos ver se hace ahora más fuerte y nuestro dolor es más agudo, por eso Reinas no tratemos de cegarnos ante lo evidente y no perdamos nuestro tiempo luchando en contra de lo inevitable, debemos enfrentar lo que venga; porque mientras más pronto pasen, las malas noticias será mucho mejor para nosotras, así tendremos más tiempo de recuperarnos y lo superaremos más pronto de lo que nos imaginamos, en cambio si nos cerramos en no ver la realidad y tratar de tapar la verdad nos estamos lastimando a nosotras misma, ya que tratamos de no pensar en eso, pero al final inconsciente o conscientemente estamos con la constante idea en la cabeza, y nos torturamos al pensar en que no es cierto ó en que tal ves las cosas cambien, e infinidad de ideas que nos rondan pero al final la respuesta es la misma, y así podemos pasar muchas semanas, meses y hasta años, pero al final la historia es la misma, terminamos lastimadas y decepcionadas de nosotras mismas por nuestro error, por no querer ver las cosas como son, por tratar de ocultar la realidad, y por aferrarnos a una realidad ilusa, que creamos en nuestra mente y no querer ver la verdad, por más dura que sea la verdad es mejor enfrentarla desde un principio y no darle rodeos a lo inevitable, así demostraremos que somos valientes, y que podemos afrontar la cruda realidad; además debemos valorarnos y demostrarnos cuanto nos amamos de no ser así, no podremos exigir que los demás nos valoren y nos respeten.
Recuerden Reinas no nacimos con vocación de alfombra; quítate la venda de los ojos.